sábado, 18 de junio de 2011

IV.- Nuestros Orígenes, Historia y Cultura

ALDEA SECA (Origen - toponimia)

Así, la palabra “aldea” muy frecuente dentro de la toponimia salmantina, es de origen árabe “Ad-dai´a”, este arabismo significa granja. Se sigue empleando en el castellano actual; es muy probable que en el momento de su imposición fuese un vocablo incorporado a la lengua de los colonizadores, pero también se puede destacar la posibilidad de que no fuera así, y que la razón de su frecuente empleo fuera el gran número de arábigo – hablantes, o lo familiar que resulta el nombre a los repobladores. Con esta palabra se forma nombres híbridos como: Aldealengua, Aldeaseca de Alba –ceñidos a la zona románico – mudéjar -.

(Arq. Románico mudéjar de la Prov. de Salamanca)

Ya en el siglo XIII la alquería denominada Matarrala “Matar a Ala” indica una época de no muy buena relación entre moros y cristianos.


La Edad Antigua

Cuando llegaron los romanos a la Tierra de Alba, al este del rió Tormes se hallaban establecidos los Vacceos, una tribu importante en esta zona. El pueblo Vacceo domina las regiones trigueras de la Meseta del Norte, cuya dedicación casi exclusiva a la agricultura es bien conocida, acostumbraban a sortear cada año las tierras entre los componentes de sus agrupaciones humanas, quienes luego sembraban, cuidaban y recolectaban el lote que les había tocado en suerte. Una vez recogido, el grano se almacenaba en lugares comunes y se repartía, dando a cada uno lo que necesitase. No sabemos como llegaros los vacceos a nuestra tierra, pero posiblemente lograran desplazar al pueblo de los Vettones, tribu que también ocupo nuestra tierra.
Los Vettones tenían como base fundamental de su economía, la ganadería, en especial el ganado menor, cerdos, ovejas y cabras, aunque también tienen caballos.  Arqueológicamente este pueblo se ve representado por las esculturas en piedra representando a toros, “verracos”, etc. encontradas en zonas próximas a nuestro pueblo, y cuya cultura se desarrolla a partir del siglo V antes de Cristo y relacionada con cultos ganaderos.
Diferentes pueblos entraron en la península, así como los Celtiberos, fenicios, griegos y Cartagineses, que no tenemos constancia de que ocuparan en la Tierra de Alba, debido a que nos se han hallado restos de su cultura.
  Los romanos  llegaron a la península en el siglo III antes de Cristo, con la derrota de los cartagineses. Aun se conservan los restos de la antigua calzada que unía Salamanca con Alba de Tormes, también han aparecido numerosas cerámicas de esta época.
La dominación romana en España acabo con la llegada de los Bárbaros del norte, en el año 409 de la era cristiana, estos dieron paso a los Godos y Visigodos, que establecieron los reinos, hasta el año 711 con el ultimo rey Godo, don Rodrigo, que combatió en la batalla de Segoyuela en la provincia de Salamanca.
A estos le siguen los Árabes, con la victoria de la batalla del rió Guadalete, en el año 711 se propusieron conquistar toda la península.

La Edad Media

Según la historia global de la Comarca, se puede reducir a dos etapas distintas: árabe y cristiana. La primera tiene unas características muy imprecisas reduciéndose a referencias históricas muy escasas y aisladas.
 
En la primavera del año 711 los árabes invadieron la Península Ibérica, logrando someterla en tres años de rápida marcha triunfal por sus tierras, exceptuando el macizo astur, que permaneció inexpugnable. Para la subida al norte los invasores utilizaron nuestra calzada romana, dejando aseguradas las tierras reconquistadas con la implantación de un sistema de vida y de un gobierno respetuoso con los vencidos. Esto dio como resultado la mezcla de dos razas y de esa mezcla, de una parte los muzárabes o españoles arabizados, que conservaran su religión y formas de vida, pero que usaban la lengua y escrituras árabes; y de otros los “muladíes”, de padre árabe y madre cristiana o simplemente españoles convertidos al Islam. Todos árabes y cristianos, convivían pacíficamente, bajo leyes y autoridad árabes y controlando estos, de modo especial, los campos de labrantío.
 
Desde el triunfo de Don Pelayo en Covadonga en el año 718, hasta la conquista final de Granada en 1492, los cristianos lucharon, durante casi 800 años, por reconquistar la tierra pérdida. Esta reconquista se caracterizo, en los primeros tiempos, por el avance paulatino de las huestes cristianas de norte a sur del país, a base de razzias y campañas de hostigamiento a los árabes con el fin de debilitar sus defensas y formar avanzadillas, que asegurasen sus dominios.
Con estas acciones lograron los cristianos crear una verdadera “tierra de nadie”, que constituyo el llamado “desierto del Duero” y que era perdida y recobrada alternativamente por los reyes cristianos.
Este pudo ser el marco de los sucesos de la Tierra de Alba, se hallaba esta ocupada, sin duda por una población militar árabe. De hecho, en la margen derecha del rió Tormes se conserva parte de la muralla árabe y los jardines del Espolón se asientan sobre lo que siempre se ha creído fortaleza árabe. La leyenda-historia sitúa en la otra margen al gran Bernardo Carpio, con su castillo en el hoy “Carpio-Bernardo”, desde el que hostigaba las defensas árabes. Famosa es aquella estrofa del Romancero:

Bernardo estaba en el Carpio
El moro en el Arapil (Amatos)
Como el rió iba crecido
No pudieron combatir”.

Hay que destacar en estos últimos movimientos de tropas, a través de la Calzada Romana la batalla de Alhóndiga, del árabe Al-Jandec ( batalla del foso), en que Ramiro II derroto al gran Abderraman III, cuyas tropas, según nos narra en cronista antiguo, inundan las márgenes del rió Tormes, con sus cien mil combatientes.
Cuatro siglos duró este ir y venir de moros y cristianos en nuestra tierra hasta la conquista de Toledo por Alfonso VI en 1085, que supuso la consolidación de toda la franja existente entre el Duero y el Tajo y que dio comienzo a la repoblación de esta Tierra de Alba por los reinos cristianos.


El dominio musulmán, queda constancia, en las iglesias pertenecientes al estilo románico mudéjar, las luchas y disputa de esta tierra  entre musulmanes y cristianos en los años de la reconquista, siglo X y XI,  el establecimiento de la frontera en el río Duero, y tras la derrota del ejército musulmán, en Simancas en el año 939. El reino de León, regentado por Alfonso VI (¤ 1042 - † Toledo, 1109) Rey de León (1065-1109) y partir de 1072 también de Castilla. En el año 1085 se inicia el definitivo proceso repoblador que ordeno al Conde Raimundo de Borgoña y a su hija la infanta doña Urraca.

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